Pasa tan rápido que se esfuma con el viento.
Lo cierto es que no tengo ganas de hacer recopilatorio de
nada, si fuera una persona más metódica quizá me ayudaría. Pero soy y seguiré
siendo un caos turbulento, me dedicaré a soltar lo que se me pasa por la cabeza
ahora mismo.
Para eso es mi blog no? xD
Hay tantas cosas que quiero decir y a la vez nada. Hay un
espacio en mi vida que está vacío, sin sentido y que no puedo acertar qué es ni
por qué está ahí. Podrá parecer una chorrada filosófica pero estoy segura de
que más de uno sabe lo que siente al saber que hay algo que te falta o que no
encaja y no sabes lo que es.
He llenado muchos huecos y cambiado el relleno de otros.
Autoestima, fuerza, madurez.
Amigos, familia, estudios.
Pero sigue faltando algo.
Me he dado cuenta de la importancia de no darle importancia
a lo que no se la merece, valga la redundancia. He descubierto lo valioso de la
soledad y la paz que proporciona. Encontré la tranquilidad de ser joven, la
alegría del tiempo que aún me queda y me reencontré con la fortaleza que nunca
pensé que tenía. Dejar que las cosas fluyan y no adelantarme a nada. Lo
reconfortante de los planes inesperados y el pasar el rato riendo sin más. Los
pilares de mi vida o lo más importante de ella.
Siento que me he dado cuenta de muchísimas cosas y que voy
por el camino, aun con todos mis defectos y cosas que mejorar.
Por eso tengo confianza.
Pero, ¿por qué ése espacio me mira con curiosidad? ¿Acaso
representa lo que guarda mi corazón y no termino de comprender? ¿Algo que no
quiero admitir? Las experiencias que marcan tu vida tienen su lugar, ¿es ése?
Estos días me pregunto si quedan cenizas. Luego de cavilar
respondo que sí. Claro que las hay, la prueba de que un fuego ardió. Ahora
bien, ¿son esas cenizas algo tan agradable como para encenderlo de nuevo? Sabes
que si lo enciendes arderá la casa pero una voz irracional te dice que fue lo
mejor de tu vida. Tienes una mano quemada y aun así te lo dice. Entonces
contestas: ¿Por qué? Por qué crearme conflicto? Te autoconvences de que es
peligroso, que no debes volver al fuego. Lo cierto es que lo piensas, por tu bien.
Pero ¿por qué el fuego atrae de esta manera? Creías haberlo solucionado, pero
ahora resulta que las brasas andan cerca. Te mantienes impasible pero la
vocecita sigue ahí, todavía inocua pero ahí. Y luego era yo la que condenaba
esta situación…
Me martiriza el no ser aun todo lo fuerte que quiero llegar
a ser. He olvidado lo malo, pero ¿por qué no he olvidado lo bueno? ¿Acaso soy
idiota? Sí, bastante.
De igual forma, al menos todavía poseo la cordura necesaria
para tenerlo bajo control, porque es odioso cuando la vocecita incordia. Es tan
irracional y tan incomprensible.
No sé cómo sentirme, no sé cómo llenar el vacío ni lo
entiendo.
Odio ser tan sensible y sentimental.
Aaya~
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